viernes, 18 de marzo de 2011

TÍA CAROLA (4)

Tía Carola tenía costumbres muy interesantes una de ellas era contar los años por los Papas, es decir, ella había nacido con León XIII,  y durante su vida pasaron por el Vaticano León XIII, Pío X, Benedicto XV, Pío XI, PíoXII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. A mi me tocaba desde Pío XII en adelante y así era con el resto de la familia... una manera en que no se me olvidaron los Papas del siglo XX.

También leía sobre la vida de los Santos, costumbre que yo heredé, y recuerdo que mamá y ella se sentaban en ratos y se leían la biografía de los Papas, creo que todavía están por ahí, la de Juan XXIII y Pablo VI. Tambíen recuerdo que oía el radio onda corta de Radio Vaticano, cuando al sintonizar el radio se escuchaba uuuiiiiiii uuuooooo..... y luego se escuchaba un poco... le interesaba mucho las noticias del Concilio Vaticano II.
Conservo con mucho cariño el Catecismo del P. Ripalda (novísima edición 1913), y mi hermana hace poco me envió un libro con la vida de los Santos que fue regalo de Tío Roberto para mis abuelitos y tía conservaba en su librero-escritorio. La Historia de la Iglesia hasta principios del siglo XX, El Catecismo Mayor que ella nombraba constantemente, ese Catecismo tiene anotaciones hechas por ella de cuando era chica...
A tía le encantaban los refranes, los decía siempre y contaba que abuelito también lo hacía. Cuando decía alguno y no entendíamos que quería decir nos los explicaba y es por eso que desde chicas aprendimos a ir aplicando los dichos con las cosas de la vida diaria.

Tenía también una gran colección de National Geographic, que por las tardes nos dejaba hojearlos, sabía todos los países del mundo, las capitales, los ríos, las montañas... también tenía cuentos... había uno en especial que me gustaba mucho era un libro delgado, muy grande con una portada que no he olvidado "Gazapito y Gazapete" el cuento de dos conejitos traviesos.

Cuando nos llegabamos a enfermar, mamá nos arreglaba mucho la cama, y procuraba que no nos quedáramos solos, en aquellas tardes de enfermedad... gripas... anginas...calenturas....etc. etc. tía se trasladaba a la "casita" como llamabamos la parte de la casa en donde dormíamos... y se llevaba los albums de fotos antiguas, nos platicaba quien era quien y sus historias... también nos contaba historias de la Revolución... como cuando entró a la casa un "pelado" carrancista y dejó tirado su sombrerote.... o cuando a una cuadra de la casa por la calle Pino Suárez donde antes estaba la penitenciería vieron un ahorcado en el árbol que todavía exisitía cuando éramos niñas. Nos platicaba muchas historias familiares... todavía siento ese como calorcito agradable de estarla escuchando... Y eso sí... para cualquier enfermedad nada tan reconfortante como la famosa "crema de tomate" que nos llevaba a cualquier hora del día... pero... ella era la encargada de las inyecciones y entonces sí... nos tenían que corretear por toda la casa.

Cuando yo tenía como 17 años entré a trabajar de recepcionista del "Tío Jorge" de Tonieta y Lourdes, médico pediatra muy reconocido... fue mi primer trabajo... pero como Tonieta era la sobrina me visitaba en el consultorio... un día llegaron unos agentes de medicinas y dejaron algunas muestras para el "Tío Jorge" y Tonieta ni tarda ni perezosa se puso a revisarlas, encontró unos calmantes o algo así y dijo: "Yo estoy muy nerviosa" necesito tomar de estas y la boba amiga (o sea yo) dije lo mismo y nos las tomamos. Ella se fue a su casa y como si nada, pero a mi me hicieron un efecto espantoso... empecé a tener un miedo irracional... y me quedé muda... no podía hablar, no podía pensar y todo me asustaba... e instintivamente me sentía protegida solo por Tía Carola, así que me le pegué como chicle todo el día... mientras cocinaba... mientras atendía a abuelita... así todo el día y en la noche me dormí con ella... Tía me dejó estar con ella, más bien me soportó todo el día...por supuesto que en la casa todos se asustaron y no sabían lo que me pasaba... llamaron a Quico mi primo que era doctor y me estuvo haciendo preguntas pero yo no contestaba... mas que con la cabeza, hasta que me preguntó si había tomado algo y ahí fue cuando me di cuenta de lo que me pasaba.... desde luego que mamá y las tías pusieron el grito en el cielo pero no me regañaron porque estaban demasiado asustadas de verme cómo estaba. Se me pasó y volví a la normalidad (eso creo).... y nunca más volví a tomar nada por mi cuenta.... Ahora que recuerdo todo aquello, pienso en el cariño tan grande de Tía Carola aguantándome con esas loqueras.....

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